El sueño es un proceso biológico
fundamental para la recuperación de nuestra actividad física y mental, y por
supuesto para conservar nuestra belleza. Se dice que dormimos para estar
despiertos. Hay muchos factores que influyen en lo que llamamos “dormir bien”.
La alimentación, los problemas psicológicos o los que nos trae la vida diaria
como problemas familiares, en el trabajo o económicos, nuestro propio
temperamento o enfermedades diversas son causas de insomnio o de que nos
despertemos con frecuencia y no completemos el ciclo del sueño.
También es muy importante dónde dormimos. El lugar,
nuestro dormitorio, debe ser adecuado para el descanso y, sobre todo, nuestra
cama. El colchón donde dormimos es una pieza clave para conseguir el objetivo
de descansar. Y la almohada también. Una buena almohada permite que nuestro
cuello se coloque en la posición adecuada para facilitar la relajación de los
músculos del cuello y una respiración sin barreras.
¿ Por qué usar una almohada dura?
Las almohadas duras tienen muchas ventajas sobre las
tradicionales almohadas blandas. No es cierto que una almohada blanda, por
mucho que al tocarla nos parezca el colmo de la suavidad, sea lo mejor para
dormir. La almohada dura permite que nuestro cuello esté recto, de esta manera
respiraremos sin restricciones. Además, una vez que nuestra cabeza se asienta sobre ella, se mantiene
inmóvil, mientras que en las almohadas blandas cualquier movimiento hace que
nuestra cabeza flote durante unos instantes hasta que se vuelva a quedar fija.
Es decir, los músculos del cuello siguen trabajando durante la noche, poco,
pero siguen sufriendo algunas tensiones que evitan su completa relajación.
¿Qué tipos de almohadas duras hay?
Hay una gran variedad de almohadas duras. Entre ellas,
las sintéticas, como las hechas con polímeros tipo látex o viscoelástica, o las
rellenas de partículas que pueden ser sintéticas (bolitas de plástico) o
naturales (semillas diversas o corcho).
¿Qué ventajas tienen las almohadas
rellenas de partículas?
Las almohadas de partículas recogen muy bien la cabeza
porque las partículas se mueven haciendo un hueco para ella. Además, se produce
una buena circulación del aire entre las partículas, siendo por tanto, más frescas
y evitando la sudoración que ocasionan las almohadas de látex o viscoelástica
ya que al colocar la cabeza sobre ellas, los poros de la almohada se cierran y
el efecto es como si durmiéramos sobre una lámina de plástico.
¿Las almohadas de partículas son
confortables?
Cada persona busca una almohada que se adapte a sus
necesidades. Si dormimos en una almohada dura, el cambio a una almohada de
partículas es muy fácil y, enseguida, nos sentiremos muy bien. Las personas que
duermen en almohadas blandas suelen necesitar un periodo de tres o cuatro días
para acostumbrarse. Después, raramente vuelven a dormir en una almohada blanda.
Las almohadas charcolive® ¿son un nuevo concepto
de almohada?
Efectivamente, las almohadas charcolive®
están fabricadas con huesos carbonizados de aceituna. Es decir la partícula es
un carbón vegetal natural. De esta manera en un sólo producto se combinan los
efectos positivos de las almohadas de partículas - mecánicos y de aireación -,
con los del carbón vegetal, - absorción de olor y humedad y generación de iones
negativos.
- ¿Cómo se trata el hueso hasta
conseguir el producto final? ¿Es un proceso respetuoso con la naturaleza?
El proceso está patentado por charcolive
s.l., y consiste en una calcinación controlada del hueso. Es un proceso muy
imaginativo ya que apenas consume energía ni produce emisiones peligrosas. Además, utilizamos una materia prima
que no proviene del corte o tala de árboles, como es el caso de otros carbones
vegetales.
En www.charcolive.es
se puede encontrar más información sobre las almohadas y otros productos
fabricados con hueso de aceituna carbonizado.
Rafael Pérez Castells
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