Todos hemos
escuchado alguna vez que la dieta mediterránea es una de las más sanas
que existe. Además de ser equilibrada y proporcionarnos todos los nutrientes
para mantenernos saludables, nos ayuda también a cuidar nuestro aspecto
físico.
Esta dieta es rica
en verduras, frutas, legumbres y cereales, alimentos con un alto nivel de fibra.
La fibra previene el estreñimiento, lo que en última instancia se
traduce en un buen complemento para mantener un peso ideal.
Además de ayudarnos
a mantener un peso equilibrado, la dieta mediterránea tiene
muchos otros beneficios para la salud. Según un artículo publicado en Archives
of Internal Medicine, ayuda a reducir el colesterol “malo”,
disminuye la presión arterial, tiene propiedades antioxidantes y protege
frente a cardiopatías.
Por otra parte el
estudio Predimed, un trabajo financiado por el Instituto de Salud
Carlos III y en el que han participado 200 centros médicos, pone de
manifiesto que la dieta mediterránea reduce los infartos y los ictus en un 30%.
Según este estudio, la dieta mediterránea utiliza aceite de oliva y frutos
secos, algo que reduce el nivel de accidentes cardiovasculares.
Vistos los
beneficios de este tipo de dieta, es probable que muchas personas decidan dar
el paso y empiecen a comer un poco más sano. A continuación repasamos las
principales características que destacan los dietistas:
-
Alto consumo de verduras, frutas,
legumbres, cereales y lácteos.
-
Uso de aceite de oliva para
enriquecer las comidas y/o aliñar e ingesta de frutos secos.
-
Consumo moderado de pescado.
-
Bajo consumo de carne
-
Bajo consumo de grasas.
Algunos expertos
también incluyen un poco de vino en la lista. Aunque tampoco hay que
obsesionarse con la proporción que se ingiere de cada alimento, sí es
importante mantener un equilibrio en base a estos parámetros. Solamente así la dieta
mediterránea será totalmente efectiva.
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